Una lección de sal y mar en las Salinas de Bocacangrejo.
– El Ayuntamiento de Agüimes organiza una visita guiada a este enclave etnográfico de Vargas para divulgar el valor artesanal de la sal marina virgen y el entorno natural que la rodea.
Para que una sal sea considerada virgen, no puede ser procesada ni refinada de ninguna manera, sino extraerse directamente del mar y secarse al sol o al aire. Ese es precisamente el proceso que se sigue en las Salinas de Bocacangrejo, en Vargas, una labor que fue puesta en valor durante una visita guiada organizada este viernes por el Ayuntamiento de Agüimes, con el objetivo adicional de dar a conocer el entorno natural que rodea a este enclave.
La actividad comenzó en la playa de Vargas, desde donde los participantes fueron guiados hasta las salinas. Durante el breve recorrido, el guía explicó las características de la flora local, destacando especies endémicas adaptadas al entorno marino, como la piña de mar o el chaparro canario. Además, también resaltó cómo la zona sirve de descanso para una gran cantidad de aves migratorias que cada año cruzan el atlántico desde distintos puntos del mundo.
En las Salinas de Bocacangrejo, que se encuentran a apenas un kilómetro de la playa de Vargas, los asistentes pudieron conocer cómo la sal acaba lista para su consumo. El proceso comienza con la canalización del mar hasta los tajos, donde más tarde se cosecha manualmente con un rodabillo, se seca al sol y se transporta en carretilla al almacén, donde es colada con un cedazo que selecciona los granos más finos. Finalmente, se procede a su envasado artesanal y posterior comercialización.
Con cerca de dos siglos de historia, las Salinas de Bocacangrejo son, junto a La Florida en Vargas, Cuatro Picos en Arinaga y Tenefe en Pozo Izquierdo, una de las únicas cuatro que se conservan activas en Gran Canaria. Su producción artesanal, sin aditivos ni procesos químicos, fue reconocida en 2019 con la medalla de oro en el Concurso Oficial de Sal Marina Agrocanarias, gracias principalmente a la calidad que la pureza de sus aguas otorga al producto final. A diferencia de la sal fina de mesa, que es procesada por lo general con fluoruro potásico, yodo o aglomerante, la sal marina artesanal es rica en minerales y oligoelementos.
